Apuntes biográficos, por Mariano del Cos

Odón de Buen ( a la izquierda de la imagen)

Odón de Buen fue un adelantado a su tiempo. En el Senado tuvo una participación importante en la Ley de Colonización. Le apasionaba la Geografía, hasta llegar a decir que era la madre de todas las Ciencias. También puedo influenciarle en dicha actuación su cercanía a Joaquín Costa, con quien mantuvo una relación muy fluida.
Cuando Odón alcanzo su jubilación quiso dar su última clase en el mismo lugar donde dio la primera: en la Universidad de Barcelona. Termino su disertación con una frase que también podría servir en la actualidad; ” cada tiempo ha tenido su ideal por conseguir y se presenta ahora como una labor de las generaciones actuales, la resolución de los problemas de la genética que en manos de nuestro tiempo ha de conseguir la desaparición de las herencias letales”.

Cuando Odón fue hecho prisionero en Mallorca por los rebeldes de la República y la noticia fue difundida, rápidamente se pusieron en movimiento para conseguir su liberación diferentes entidades científicas, encabezando la propuesta el Consejo Internacional Permanente para la Exploración de Mar y la Comisión para la Exploración Científica del Mediterráneo. Iniciaron también gestiones para conseguir su libertad el Subsecretario de Estado alemán y otros sabios que compartían con Odón consejos científicos.

Después de varios intentos se alcanzó un acuerdo de canje, que por las ironías del destino fue por la hermana y la hija del General Primo de Rivera, amigo de la infancia de Odón. Rafaela de Buen, nieto del profesor narra este momento diciendo “que se fundieron en un abrazo, dándose mutuamente libertad”.
Odón de Buen después de aquella experiencia deja para la posteridad un pensamiento que ayuda a la reflexión: ” cuando las democracias triunfen y con ellas resplandezca la civilización llamada cristiana, tendrá que rendirse homenaje a tantos mártires que perecieron en la Guerra Civil española, porque no era razón política la que condenaba en la mayor parte de los casos, a tantos hombres civiles, era el fanatismo radical, vergüenza del cristianismo, que imperaba en España”.

Dejare para otra ocasión hablar sobre su iniciativa en defensa de las ballenas y sobre la exposición de los trabajos realizados por su hijo Sadi, acerca de las consecuencias que produce en los seres marinos el vertido de hidrocarburos en el mar.

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